El juí de Puerto Rico (Myiarchus antillarum), también conocido como atrapamoscas puertorriqueño o juí copetón, es una de las 19 aves endémicas de nuestra área geográfica. Es una especie de ave paseriforme de la familia Tyrannidae. Aquí tienes información detallada sobre esta ave.
El juí de Puerto Rico es una especie discreta y de bosque, a menudo detectada inicialmente por sus vocalizaciones. Su nombre común en español es onomatopéyico. Se deriva precisamente de una de sus vocalizaciones, que parece decir “juiiiii”. Es relativamente delgado, con plumaje marrón opaco en la parte superior y mayormente blanco grisáceo en la parte inferior. Tiene barras alares color crema y mide unas ocho pulgadas (18 – 20 cm). Los machos y las hembras son muy similares. Muchas veces se le confunde físicamente con el pitirre (Tyrannus dominicensis), pero el juí es más marrón que gris, es más pequeño y no tiene la máscara oscura del pitirre en los ojos, entre otras cosas.
El juí copetón se encuentra en Puerto Rico, incluyendo las islas de Vieques y Culebra, desde donde se extendió a las Islas Vírgenes a mediados del siglo pasado. Su hábitat incluye áreas boscosas de varios tipos, como el karso, manglares, bosques pantanosos, matorrales áridos y plantaciones de café, principalmente de sombra.
El juí de Puerto Rico se alimenta principalmente de insectos como abejas, libélulas, orugas y maripositas que atrapa en vuelo. Sin embargo, también puede ingerir lagartijos, coquís y bayas silvestres. Su pico es típico de un atrapamoscas, con una punta ligeramente curvada hacia abajo y ancho en la base con plumas alargadas.
Es una especie discreta que a menudo se detecta por sus vocalizaciones. Entre los meses de febrero a julio, el juí de Puerto Rico anida en huecos de árboles. En ocasiones, utiliza nidos construidos por pájaros carpinteros u otras estructuras con huecos como tubos, bloques y postes de alumbrado. La hembra pone de tres a cinco huevos, y ambos padres incuban y alimentan a los pichones.
Es interesante que a principios de los 1930 estuvo en peligro de extinción debido al embate de un huracán en 1928. Sin embargo, pudo recuperarse y al presente no está amenazado. No obstante, no debemos bajar la guardia. Es de suma importancia proteger el hábitat del juí y de las demás aves que componen la avifauna puertorriqueña. Ojalá disfrutemos de sus vuelos y cantos por muchos años más.
Frances Santiago, una apasionada fotógrafa aficionada de Puerto Rico, ha capturado la esencia de la isla a través de su lente. Con un ojo agudo para los detalles y una paciencia inigualable, se ha dedicado en su tiempo libre a la observación de aves, documentando la diversidad y la belleza de una variedad de especies. Su amor por la naturaleza se refleja en cada imagen, invitando a los espectadores a conocer, apreciar y respetar el mundo natural que nos rodea.
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